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Barthes: la literatura como práctica de escritura
Para Barthes la literatura no es un corpus de obras, ni tampoco una categoría intelectual, sino una práctica de escritura. Como escritura o como texto, la literatura se encuentra fuera del poder porque en ella se está produciendo un desplazamiento de la lengua, en la cual surten efecto tres potencias: mathesis, mímesis, semiosis.8​ Como la literatura es una suma de saberes, cada saber tiene un lugar indirecto que hace posible un diálogo con su tiempo. Como en la ciencia, en cuyos intersticios trabaja la literatura, siempre retrasada o adelantada con respecto a ella: «La ciencia es vasta, la vida es sutil, y para corregir esta distancia es que nos interesa la literatura».

Por otra parte, el saber que moviliza la literatura no es completo ni final. La literatura solo dice que sabe de algo, es la gran argamasa del lenguaje, donde se reproduce la diversidad de sociolectos constituyendo un lenguaje límite o grado cero, logrando de la literatura, del ejercicio de escritura, una reflexión infinita, un actuar de signos.

Tzvetan Todorov: Comienzo de una categorización moderna
Estudiar la literariedad y no la literatura, señaló la aparición de la primera tendencia moderna en los estudios literarios: llamado el formalismo ruso. Este grupo de intelectuales, redefinió el objeto de investigación, este no apuntaba a sustituir el enfoque trascendente. En cambio, se estudiaría, no la obra, sino las virtualidades del discurso literario que la han hecho posible. De esta forma, los estudios literarios podrían un día llegar a ser una ciencia de la literatura, algo a lo que aspira la teoría literaria.

Sentido e interpretación: Para acceder al discurso literario debemos aprenderlo en las obras concretas. ¿Cómo aislar entonces en campo de análisis? Se definen entonces dos aspectos: el sentido y la interpretación. El sentido es la posibilidad de entrar en correlación con otros elementos de esa misma obra y en su totalidad. Por otra parte, la interpretación es diferente, según la personalidad del crítico y su posición ideológica, también varía de acuerdo a la época y contexto de producción de la obra, en otras palabras, el elemento es incluido en un sistema, que no es el de la obra, sino del crítico-lector.


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Para Barthes la literatura no es un corpus de obras, ni tampoco una categoría intelectual, sino una práctica de escritura. Como escritura o como texto, la literatura se encuentra fuera del poder porque en ella se está produciendo un desplazamiento de la lengua, en la cual surten efecto tres potencias: mathesis, mímesis, semiosis.8​ Como la literatura es una suma de saberes, cada saber tiene un lugar indirecto que hace posible un diálogo con su tiempo. Como en la ciencia, en cuyos intersticios trabaja la literatura, siempre retrasada o adelantada con respecto a ella: «La ciencia es vasta, la vida es sutil, y para corregir esta distancia es que nos interesa la literatura».

Por otra parte, el saber que moviliza la literatura no es completo ni final. La literatura solo dice que sabe de algo, es la gran argamasa del lenguaje, donde se reproduce la diversidad de sociolectos constituyendo un lenguaje límite o grado cero, logrando de la literatura, del ejercicio de escritura, una reflexión infinita, un actuar de signos.

Tzvetan Todorov: Comienzo de una categorización moderna
Estudiar la literariedad y no la literatura, señaló la aparición de la primera tendencia moderna en los estudios literarios: llamado el formalismo ruso. Este grupo de intelectuales, redefinió el objeto de investigación, este no apuntaba a sustituir el enfoque trascendente. En cambio, se estudiaría, no la obra, sino las virtualidades del discurso literario que la han hecho posible. De esta forma, los estudios literarios podrían un día llegar a ser una ciencia de la literatura, algo a lo que aspira la teoría literaria.

Sentido e interpretación: Para acceder al discurso literario debemos aprenderlo en las obras concretas. ¿Cómo aislar entonces en campo de análisis? Se definen entonces dos aspectos: el sentido y la interpretación. El sentido es la posibilidad de entrar en correlación con otros elementos de esa misma obra y en su totalidad. Por otra parte, la interpretación es diferente, según la personalidad del crítico y su posición ideológica, también varía de acuerdo a la época y contexto de producción de la obra, en otras palabras, el elemento es incluido en un sistema, que no es el de la obra, sino del crítico-lector.

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